El hígado graso no alcohólico es muy frecuente en la población general y está directamente relacionada a la obesidad y al sedentarismo.
La prevalencia en España ronda en torno al 30% de la población general, pero puede alcanzar hasta el 70% en sujetos con sobrepeso u obesos, e incluso en diabéticos tipo 2.
La esteatohepatitis no alcohólica, una variante del hígado graso, se asocia a un curso más acelerado de la enfermedad hepática y de las complicaciones extrahepáticas, tales como la enfermedad cardiovascular y la enfermedad renal crónica.
Desafortunadamente, no existen tratamientos eficaces para el control de la esteatohepatitis no alcohólica, y solo la pérdida de peso a través de la dieta y el ejercicio tienen un impacto positivo sobre la mejoría de la enfermedad hepática.
Un reciente estudio presentado en el 50 Congreso de la Asociación Española para el Estudio del Hígado ha puesto de manifiesto que la intensidad de la pérdida de peso está directa y proporcionalmente relacionada a la mejoría de la esteatohepatitis no alcohólica y de la fibrosis hepática. Este estudio ha sido recientemente publicado en la prestigiosa revista americana ‘Gastroenterology’ por el Dr. Eduardo Vilar, un prestigioso médico de nuestro centro.
El estudio demuestra que los pacientes que realizan dieta y ejercicio físico durante 1 año, y alcanzan perder al menos el 10% del peso corporal, tienen 90% de mejoría de la esteatohepatitis no alcohólica y 81% de la fibrosis.
Esta investigación claramente sustenta que los cambios en el estilo de vida a través de dietas hipocalóricas y actividad física deben ser recomendados a todos los pacientes con hígado graso no alcohólico como primera opción de tratamiento, y solo aquellos pacientes que no logran perder más del 10% del peso o sufren reganancia de peso al finalizar el tratamiento, deben ser valorados para tratamiento farmacológico.