Prueba de laboratorio clínicoLa toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa producida por Toxoplasma Gondii, un parásito intracelular. El hombre y animales como aves, ovejas y cerdos se consideran huéspedes intermediarios, siendo el gato el huésped definitivo. La exposición humana a esta infección es común en todo lugar donde existan gatos.

Diagnóstico de la toxoplasmosis: ¿cómo se hace?

El Toxoplasma Gondii es un parásito que no puede observarse a simple vista. Por ello, una de las formas de diagnosticar esta enfermedad es a través de una prueba de serología infecciosa. Estas se encargan de detectar en la sangre la presencia de anticuerpos producidos por el sistema inmunitario para responder a la infección.

Existen dos tipos de anticuerpos que se producen ante una infección por este parásito. Estos son los de tipo IgM y los de tipo IgG. Dependiendo del tipo que esté presente en la sangre se puede determinar si se trata de una infección reciente o aguda.

Los primeros anticuerpos que el sistema produce en respuesta a la toxoplasmosis son los de tipo IgM. En la mayoría de las personas se detectan una o dos semanas después de la exposición al parásito. Estos anticuerpos aumentan durante un período de tiempo corto para, posteriormente, disminuir.

Varias semanas después de la infección es cuando se producen los anticuerpos IgG. Su objetivo es ofrecer protección a largo plazo. Durante la infección activa, su número aumenta, y a medida que se inactiva el parásito, se estabiliza.

Sin embargo, una vez que una persona se ha expuesto al Toxoplasma Gondii, siempre tendrá cierta cantidad de anticuerpos IgG detectables en sangre. Por esta razón se le considera que tiene inmunidad frente a la reinfección.

¿Cómo se hace una prueba de serología infecciosa?

Por lo general, para esta prueba se requiere de una muestra de sangre venosa. No obstante, en algunas ocasiones también puede utilizarse una muestra de líquido cefalorraquídeo, que se extrae mediante punción lumbar. Si se trata de una embarazada, se requiere una muestra de líquido amniótico, que se obtiene a través de procedimiento llamado amniocentesis.

¿Qué síntomas provoca la toxoplasmosis?

Cuando personas con un sistema inmunitario sano contraen toxoplasmosis, la enfermedad suele cursar de forma asintomática. En ciertos casos, los síntomas no van más allá de un dolor de cabeza, de garganta o muscular, o incluso fiebre. La mayoría ni siquiera requerirá tratamiento especial.

Las manifestaciones de esta infección son poco específicas y las que existen se atribuyen mayormente a la existencia de otras patologías. En personas inmunodeprimidas, por ejemplo, puede presentarse fiebre y dolor de cabeza, acompañado de convulsiones, visión borrosa y psicosis.

En mujeres en estado de gestación, las consecuencias para el niño pueden ser considerables.

Por ello, el análisis para diagnosticar la toxoplasmosis se suele hacer en personas inmunocomprometidas o en mujeres embarazadas que hayan estado expuestas a este parásito. También en el caso de que presenten una infección ocular o cerebral grave, o incluso síntomas similares a los de la gripe, que puedan atribuirse a la toxoplasmosis.

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